Se esta terminando el veranito. Las madrugadas nos despiertan con frío, sentimos llegar el otoño, poco a poco y con él la melancolía del invierno. Para estos momentos existe la magia, hecha de recuerdos, fabricados en verano... ¿Todavía tienes frío? Bueno, cierra los ojos un minuto que te llevo a un lugar:
Imagina una calita, yo te sirvo una clara. Es verano y luce el sol, es la costa valenciana. Estamos tranquilos, como anestesiados. Después del gazpacho nos quedamos dormidos mirando el Tour de Francia en la típica etapa donde Lance gana imponiéndose al sprint con un segundo de ventaja en el último suspiro colgándose a sus hombros el maillot amarillo. De nuevo al chiringuito, un bañito, un helado de pistacho y un partido al futbolín. Lanzamos unos frisbis, jugamos a las cartas y acabamos cenando sardinas y ensalada. Bebemos, dorados. Hablamos, callados. La luna, la sal, tus labios mojados.
Imagina una calita, yo te sirvo una clara. Es verano y luce el sol, es la costa valenciana. Estamos tranquilos, como anestesiados. Después del gazpacho nos quedamos dormidos mirando el Tour de Francia en la típica etapa donde Lance gana imponiéndose al sprint con un segundo de ventaja en el último suspiro colgándose a sus hombros el maillot amarillo. De nuevo al chiringuito, un bañito, un helado de pistacho y un partido al futbolín. Lanzamos unos frisbis, jugamos a las cartas y acabamos cenando sardinas y ensalada. Bebemos, dorados. Hablamos, callados. La luna, la sal, tus labios mojados.
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