lunes, 20 de febrero de 2012

JUEGO DE PALABRAS...

Vamos a jugar a un juego, sí. Como si Tracey Emin nos estuviera aleccionando sobre cómo ser profundamente básicos y naives. Entre tú y yo.

Tu cama:

Lo único que me importa de tu cama, sinceramente, son tres cosas.

Lo primero y más importante, si huele a ti. Si huele a ti estoy seguro de que es un lugar difícil de abandonar. Seguramente se vuelve adictivo con el tiempo y la cama pasa a ser una prolongación obsesiva de los rincones de tu cuerpo. Que huela a ti no es sólo que huela a ti. También significa que tiene tu rastro. Se nota que tú has dormido allí. Tiene tu silueta en la almohada, o en el colchón, o tu ropa -interior- está cerca, o las sábanas están deshechas como las deshaces tú.
Si huele a ti, seguro que duele marcharse cada vez más.

Lo segundo que me importa es que tu cama sea una extensión suave de ti. Esto significa que las sábanas pueden ser muy feas. Pueden ser horteras. Pueden ser viejas. Pero tienen que estar suaves. Mejor si tienen espesor y pesan. Si pesan y son suaves, abrazan más.

Lo tercero que es importante es si tu cama está más caliente o si tu cama está más fría que tu cuerpo, porque eso significa cosas distintas. En mi mente las camas tienen tres partes muy diferentes: la primera, la superior, donde colocas la cabeza y donde te miras a los ojos. La segunda, donde colocas los pies, que me gusta que queden cerca unos de otros. La tercera es la parte que va desde los muslos al ombligo. Ahí es donde se concentra el calor. Creo que en tu cama esas zonas son intercambiables.

Esa cama que yo imagino que es tuya puede ser muchas camas, no me importa si está en Madrid o en Acapulco. No me importa lo que se ve por la ventana. de hecho, me gusta que esa cama esté en varios sitios. Que hayan muchas vistas diferentes, muchos sonidos diferentes que vienen de la calle, o del monte, o de la ciudad, o del mar.

Si me dan a elegir, prefiero que esa cama esté en una habitación desde la que se ve el mar.

Último dato por ahora: en tu habitación la música la eliges tú, y siempre hay música.

Tracey Emin, My bed.